Para toda persona que forma parte del mundo laboral, no le es ajeno los contratos y quizás haya firmado más de uno durante su trayectoria, pero sí es probable que la gran mayoría desconozca a los smart contract, o solo los asocie a un acuerdo digital entre sus partes.
Pues bien, ya a mediados de la década de los noventa, Nick Szabo, ingeniero de sistemas y criptográfico, fue quién definió los contratos inteligentes pero claramente entonces no tuvo mayor relevancia sino hasta el 2009 con la llegada de la Blockchain y el Bitcoin, y es con Ethereum que tomó mayor importancia por su propia estructura y flexibilidad para crear aplicaciones descentralizadas dentro de la plataforma.
¿Qué son?
La diferencia entre un contrato físico y un smart contract, es que este último es completamente digital y está almacenado en la blockchain, dejando el registro del acuerdo que se activa automáticamente conforme se vaya resolviendo lo pactado sin necesidad de intermediarios.
Por ejemplo: Supón que tú, diseñador gráfico, crearás un logotipo para una empresa acordando 3 entregables de avance y la entrega final del proyecto, pero con cada avance, y aprobación, también habrá un desembolso, digamos el 25%. Entonces como el acuerdo está programad/configurado en la blockchain de Ethereum, los pagos serán automáticos conforme se vayan dando las entregas y aprobaciones.
¿Son seguros?
Sí, porque están almacenados en la blockchain y ya hemos comentado en artículos anteriores la revolución que significa esta tecnología y cómo está construyendo la nueva era de la internet con la Web 3.0 por el componente de inalterabilidad que tiene su cadena de bloques, por tanto nunca se podrá modificar los contratos y al ser descentralizado, toda la red tiene un registro del mismo haciendo imposible cualquier intento de manipulación.
¿Cómo puedo usarlos?
Existen diversos escenarios donde se puede usar smart contract, pero todo pasa porque los involucrados no solo estén familiarizados con la blockchain, sino que formen parte de ella teniendo Ether (ETH) que es la moneda de Ethereum y como tal, permite el intercambio. Por ejemplo:
Crowdfunding, claramente una adecuada configuración del contrato inteligente permitirá que los inversionistas confíen que su dinero está seguro mientras se desarrolla el proyecto.
Bancos, para el caso de préstamos y pagos automáticos, nuevamente la figura sería la misma, la configuración del contrato estableciendo fecha de pago de las cuotas.
Courier, pagos de servicios, entre otros, al final la modalidad es muy parecida.
Por tanto, un smart contract no es otra cosa que la programación de un código que está alojado en la blockchain, el cual debe verificar y validar las condiciones del acuerdo por las partes, despertando mucho interés por los beneficios que tiene, como la seguridad, transparencia y sobre todo, confianza.
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Last modified: diciembre 3, 2024